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Foto del escritorNatxo Armenter Usarraga

Volver a participar en el proceso de selección de videojuegos: Claves para las familias

Con la llegada de las navidades, son muchas las familias que nos hacen llegar la misma pregunta: “¿Qué videojuegos son adecuados para mis hijos?”. Esta duda, aparentemente sencilla, abre la puerta a reflexionar sobre cómo ha cambiado el proceso de selección de videojuegos en los últimos años y cómo podemos afrontarlo en la actualidad.


Un proceso que ha cambiado radicalmente


El acto de elegir videojuegos en familia ha evolucionado mucho desde los años 90. Lo que antes era un momento compartido, estructurado y limitado, hoy se ha convertido en algo más espontáneo, digital y muchas veces descontrolado. Veamos algunos de los cambios más significativos:


  • De 1 o 2 juegos al año a infinitas descargas gratuitas


Antes, los videojuegos eran regalos especiales, reservados para navidades o cumpleaños. Escoger un título era emocionante porque sabíamos que tendríamos que esperar meses para el siguiente. Hoy, con plataformas digitales y juegos gratuitos, nuestros hijos pueden descargar juegos nuevos cada semana, diluyendo esa sensación de valor y exclusividad.


  • De visitar tiendas físicas a descargar desde el sofá

Ir a una tienda era parte de la experiencia familiar. Padres, madres e hijos acudían juntos, tomaban decisiones y exploraban las opciones disponibles. Actualmente, la mayoría de los videojuegos se compran o descargan directamente desde el salón, eliminando la oportunidad de compartir ese momento y de guiar a los más jóvenes en la elección.


  • De expertos en la tienda a decidir solos

Antes, los empleados de las tiendas ofrecían recomendaciones personalizadas basadas en la edad y los intereses del jugador. Hoy, ese asesoramiento es más difícil de encontrar y las familias deben enfrentarse a un catálogo infinito sin ayuda directa.


  • De estándares de calidad garantizados a mercados digitales sin filtro

Las tiendas físicas solían ofrecer títulos con estándares claros de calidad. Sin embargo, en los mercados digitales, especialmente en los juegos gratuitos, encontramos muchas opciones con sistemas de monetización agresivos, contenido inapropiado o dinámicas cuestionables.


  • De pagar por calidad a sorprendernos por precios justos

En los años 90, un videojuego costaba unas 10.000 pesetas (aproximadamente 60 euros). Hoy, los precios apenas han cambiado, pero nuestra percepción sí. Con la llegada de los juegos gratuitos, hemos empezado a cuestionar el valor de pagar por un juego, aunque esto garantice estándares de calidad, seguridad y soporte.


Consejos para un proceso de selección consciente


Ante esta realidad, es importante que las familias recuperen su papel activo en la elección de videojuegos, no solo para garantizar la seguridad, sino también para enriquecer la experiencia de juego. Aquí tienes algunas recomendaciones:


1. Haz del proceso un momento familiar


Involúcrate en la selección. Investiga junto a tus hijos qué juegos pueden ser interesantes, revisa su contenido y utilízalo como una oportunidad para conectar con ellos y conocer sus gustos.


2. Valora la calidad sobre la cantidad


Recuerda que invertir en un buen juego no solo asegura entretenimiento, sino también estándares de seguridad y calidad. Ayuda a tus hijos a entender que lo gratuito no siempre es mejor.


3. Busca asesoramiento y herramientas disponibles


Consulta con expertos como Good Game Generation, guías online o herramientas como el sistema PEGI, que pueden orientarte sobre la edad recomendada, el tipo de contenido y los riesgos asociados.


4. Fomenta el diálogo sobre el valor de los videojuegos


Habla con tus hijos sobre el esfuerzo que conlleva crear un videojuego, el valor del trabajo creativo detrás de cada título y cómo eso justifica su precio.


5. Prioriza juegos que fomenten valores positivos


Busca títulos que refuercen habilidades como la cooperación, la estrategia o la creatividad. Desde Good Game Generation ofrecemos análisis detallados de videojuegos para ayudar a las familias en este sentido.


Reflexión final


Los videojuegos pueden ser una herramienta fantástica para aprender, conectar y disfrutar, pero para ello es fundamental volver a participar en su proceso de selección. Como decía Liliana Arroyo en un artículo reciente: “Debemos atrevernos a cuestionar la forma de interactuar con este entorno digital, en lugar de limitar nuestras decisiones a poner puertas al campo.”


Volver a las tiendas, valorar los juegos de calidad y acompañar a nuestros hijos en esta elección no solo asegura mejores experiencias, sino que también refuerza los vínculos familiares.

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